Más pistas sobre la masacre
Monday, April 25, 2005
(Tomado de El Tiempo.com)
Durante dos semanas, un equipo de 15 funcionarios, entre fiscales y expertos en criminalística, permanecieron en la población y sus alrededores para recopilar pruebas y realizar pruebas técnicas que permitan esclarecer la muerte de ocho personas, entre ellas el líder campesinos Luis Eduardo Guerra.
La comisión recorrió palmo a palmo los sitios donde aparecieron los cuerpos y en la búsqueda fueron encontrados restos de una granada que, según las primeras conclusiones, explotó en el lugar. El hallazgo de las esquirlas se constituye en una de las nuevas pistas con que cuentan las autoridades para tratar de solucionar el homicidio de las ocho personas. "Hemos comprobado que por lo menos uno de los cuerpos de las víctimas presenta heridas con esquirlas de granada", explicó uno de los investigadores.
Hasta ahora se sabía que las víctimas fueron asesinadas con arma de fuego y descuartizadas con un machete.
Los investigadores se encontraron nuevamente con el silencio de los miembros de la comunidad. Ninguno quiso decir nada. Ni siquiera los líderes quisieron hacerlo, ni tampoco la monja Clara Lagos, quien minutos antes de que la primera comisión fuera atacada, el pasado 2 de marzo, les advirtió que se fueran "por que venía la tropa", sin explicar a qué se refería.Continúa el silencio del temor. Las Farc siguen intimidando a la población para que no denuncie los hechos, para que deje oculta la nefasta influencia que ejerce sobre una atemorizada comunidad. Hace rato que San José de Apartadó sucumbió al miedo. Cosa distinta a lo que pasa en Toribío, en donde sus habitantes, los guerreros paeces, han enfrentado a la guerrilla con valor, coraje, sacrificio y muerte.
Durante dos semanas, un equipo de 15 funcionarios, entre fiscales y expertos en criminalística, permanecieron en la población y sus alrededores para recopilar pruebas y realizar pruebas técnicas que permitan esclarecer la muerte de ocho personas, entre ellas el líder campesinos Luis Eduardo Guerra.
La comisión recorrió palmo a palmo los sitios donde aparecieron los cuerpos y en la búsqueda fueron encontrados restos de una granada que, según las primeras conclusiones, explotó en el lugar. El hallazgo de las esquirlas se constituye en una de las nuevas pistas con que cuentan las autoridades para tratar de solucionar el homicidio de las ocho personas. "Hemos comprobado que por lo menos uno de los cuerpos de las víctimas presenta heridas con esquirlas de granada", explicó uno de los investigadores.
Hasta ahora se sabía que las víctimas fueron asesinadas con arma de fuego y descuartizadas con un machete.
Los investigadores se encontraron nuevamente con el silencio de los miembros de la comunidad. Ninguno quiso decir nada. Ni siquiera los líderes quisieron hacerlo, ni tampoco la monja Clara Lagos, quien minutos antes de que la primera comisión fuera atacada, el pasado 2 de marzo, les advirtió que se fueran "por que venía la tropa", sin explicar a qué se refería.Continúa el silencio del temor. Las Farc siguen intimidando a la población para que no denuncie los hechos, para que deje oculta la nefasta influencia que ejerce sobre una atemorizada comunidad. Hace rato que San José de Apartadó sucumbió al miedo. Cosa distinta a lo que pasa en Toribío, en donde sus habitantes, los guerreros paeces, han enfrentado a la guerrilla con valor, coraje, sacrificio y muerte.